Hechos y dichos memorables Libros I-VI by Valerio Máximo

Hechos y dichos memorables Libros I-VI by Valerio Máximo

autor:Valerio Máximo [Máximo, Valerio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 0031-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 2

Personas que han llegado a ser amigos o parientes a pesar de ser, en principio, enemigos

Puesto que la virtud de la moderación ha sido ya ejemplificada con numerosos e ilustres personajes modélicos, pasemos con agrado al camino glorioso que lleva a los hombres desde el odio hasta la amistad.

Y es que, si observamos complacidos cómo el mar se calma tras la tempestad, y cómo el cielo recobra su azul una vez se disipan las nubes, si la consecución de la paz después de la guerra es motivo de gozo para muchos, hay que celebrar también en nuestra exposición el olvido de la dureza de las ofensas recibidas.

Marco Emilio Lépido, que fue dos veces cónsul y pontífice 2, 1 máximo, y que alcanzó los honores que merecía por la integridad de su comportamiento, fue a su vez duro y sempiterno enemigo de Fulvio Flaco, que tenía méritos semejantes a los suyos. Pero, cuando ambos fueron proclamados censores, Lépido depuso esa enemistad en el mismo Campo de Marte, por considerar que no era apropiado que discutieran por asuntos personales quienes estaban unidos en su función pública[33].

Esta decisión fue aplaudida por sus contemporáneos y considerada como digna de alabanza por los analistas de la antigüedad.

Tampoco quisieron éstos que se olvidase la noble decisión 2 de Livio Salinátor de poner fin a sus disputas personales. No en vano, a pesar de que sentía un enorme rencor contra Nerón, por cuyo testimonio había sido enviado al exilio, cuando consiguió regresar y los ciudadanos hicieron que compartiera con él el consulado, se impuso a sí mismo la tarea de olvidar su propio carácter, que era muy fuerte, y de olvidar también la durísima injusticia de la que había sido víctima, para no desempeñar mal sus funciones de cónsul y no mostrar una enemistad inquebrantable mientras compartían labores propias del consulado[34].

Este cambio de actitud en una época tan difícil fue muy positivo tanto para la ciudad como para Italia, porque, gracias al esfuerzo conjunto de estos dos hombres valerosos, pudieron derrotar a las temibles fuerzas púnicas.

3 Famoso también fue el ejemplo ofrecido por Africano el Viejo y Tiberio Graco al olvidar su enemistad, ya que habiendo llegado a un banquete sagrado como enemigos, salieron de él unidos por la amistad y el parentesco. Y es que Escipión, no contento con haber alcanzado un acuerdo con Graco, en el banquete ofrecido a Júpiter en el Capitolio y promovido por el Senado, le prometió la mano de su hija Cornelia[35].

4 Fue también notable la humanidad que demostró Marco Cicerón, quien defendió con gran empeño a Aulo Gabinio, acusado de cohecho, a pesar de que éste, durante su consulado, le había expulsado de Roma[36].

Además, protegió en dos juicios públicos a Publio Vatinio, que siempre se había opuesto a que recibiera honores, y lo hizo sin merecer ninguna acusación de ligereza, e incluso siendo alabado por ello, porque es mucho más glorioso olvidar las injurias haciendo favores que perseverar en un odio enconado[37].

Este comportamiento de Cicerón pareció tan loable que 5 ni siquiera Publio Pulcro, a pesar de ser enemigo acérrimo suyo, tuvo dudas en imitarlo[38].



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